Si la boda de José Manuel y Soledad fue una boda llena de diversión y emociones, repleta de sorpresas, la postboda no iba a ser menos. Es un verdadero placer pasar un rato con los amigos y divertirnos tanto al mismo tiempo que creamos recuerdos que tendrán para siempre. No es que tuviésemos mucho tiempo pero pudimos hacer un recorrido express por aquellos lugares más representativos de Lisboa, y montar en sus tranvías, tan repletos de gente que no pudimos hacer una foto en el interior. Pero así tenemos una excusa para volver, porque un solo día en Lisboa sabe a poco. Que mejor manera de finalizar el día que en la Praia Do Guincho, un lugar con unas puestas de sol mágicas.
Disfrutad de este pequeño adelanto: